lunes, 9 de junio de 2008

Desesperada

Hacía tiempo que no me pasaba por aquí.
Y quería contaros una historia...
Era un día gris. Cómo cada día. Le costaba levantarse y al hacerlo quería descubrir que todo era un sueño. Pero no era así. Enseguida recordaba. Sabía que era demasiado sensible, y evidentemente sabía que ese momento llegaría. Pero no así...
Intentaba hacer su vida y no pensar mucho, pues por mas que lo deseara poco podía hacer. Pero al llegar a casa, se le venía el alma al suelo. Lloraba en silencio. Y se preguntaba hasta cuando iba a continuar esta situación. Sólo deseaba que acabara todo, y poder olvidarse y estar bien. Se consideraba muy egoista por sentir eso. Pero, ¿acaso no era eso lo mejor para todos? No. No quería que le pasara nada malo. Pero, ¿acaso no era ya bastante malo estar cada día sufriendo? ¿tiene sentido vivir así? Creía que no era justo. Creía que la vida se estaba riendo de ella y de los suyos y le pregaba cada noche que ocurriera un milagro o que se acabara esta situacion. Y luego otra vez volvía a sentirse culpable.
Sólo le pedía a Dios que no le hiciera sufrir. Sólo pedía eso. A Diós, a la luna, al sol, a la tierra, a buda o a quien narices fuera que estuviera ahí arriba manejando los hilos. Sólo pedía eso.